Los residentes del Centro Fuentecillas se apuntan a la terapia con caballos

Un grupo de internos del Centro de Atención Integral para personas con discapacidad intelectual y envejecimiento prematuro (Centro Fuentecillas) acude desde hace unos meses a sesiones de equinoterapia. Los expertos en esta práctica terapéutica afirman que la relación con los caballos produce beneficios físicos, cognitivos y afectivos en las personas con discapacidad intelectual.

El Centro  de Atención Integral para personas con discapacidad intelectual y envejecimiento prematuro, Centro Fuentecillas (Fundación Aspanias Burgos) ha puesto este año en marcha un programa de terapia alternativa basada en la equinoterapia. El programa se apoya en las ventajas que aporta a las personas con discapacidad intelectual (DI) la relación con el caballo. El contacto directo con el equino proporciona múltiples sensaciones que influyen positivamente en los ámbitos social, sensorial y motriz de estas personas, tal y como refieren los entendidos.

La coordinadora de programas alternativos del Centro Fuentecillas Yolanda Carvajal  explica que “todos los participantes en la actividad son internos de este centro de Aspanias, rondan los 50 años y tienen el perfil de personas mayores con DI, con patologías físicas y cognitivas asociadas”.

El equipo responsable del programa -previa consulta con ellos e información a sus familias- elige a los residentes que pueden resultar más beneficiados por la equinoterapia, en función de sus condiciones físicas e intelectuales.

La práctica de esta terapia se realiza en el Centro Ecuestre Reprise (Villacienzo, Burgos). Sara Burgos es la monitora encargada de desarrollar la actividad con estas personas. Burgos es Técnico en Equitación (Nivel 1) y diplomada en Educación Especial. Su doble formación le permite instruir a personas con DI en este tipo de programas: “El caballo aporta un movimiento que simula la marcha humana, como el caminar, con lo que favorece el desarrollo físico de las personas con problemas de motricidad”. Asimismo, Sara Burgos enumera los beneficios que el caballo ejerce como el control de la postura del cuerpo, el equilibrio y la vinculación afectiva, en los participantes.

Estos beneficios son visibles en casos como el de Esperanza Asturias, residente de “Fuentecillas”, de 55 años y afectada por esclerosis múltiple. Su movilidad es muy reducida y casi siempre requiere de otra persona que la ayude a desplazarse en silla de ruedas. Sin embargo, Esperanza ha evolucionado muchísimo (a decir de la responsable del programa) en movilidad y postura desde el inicio de la terapia. “He venido muchas veces y me gustan los caballos. Pasar de la silla a montar a Chester (así se llama el caballo) ya no me duele como antes”, afirma Asturias.

El grupo se desplaza hasta Villacienzo cada 15 días. Los aprendices de jinete se encargan del cuidado del caballo y realizan actividades en la pista cubierta. Lo limpian, lo cepillan, le dan de comer, aprenden el lenguaje del mundo ecuestre… y después, directos al picadero (cubierto).

 “Subido ves las cosas desde muy arriba y me gusta mucho. Me gusta más montar a Chester que llevarlo de ramal (andar al lado del caballo sujetando con la mano derecha la cuerda atada a la montura)” comenta Ramón Vila, que también asiste a  la terapia.

Otro de los jinetes principiantes es Gregorio Alonso. Gregorio explica que “el caballo siempre te hace caso si le llevas a su ritmo. Sara está siempre controlando el caballo por si se escapa. ¡Y hay que llevar siempre el casco!”, añade.

Las sesiones de equinoterapia también sirven para despertar recuerdos de antaño. Mª Ángeles del Olmo, de 59 años, rememora cómo “en el pueblo tenía un caballo como éste. Era gris. Pero Chester me gusta más porque es más tranquilo.”

FUENTECILLAS Y OTRAS TERAPIAS ALTERNATIVAS
El Centro de Mayores Fuentecillas realiza otras terapias alternativas además de la equinoterapia. La hidroterapia (prevención y tratamiento de enfermedades y lesiones por medio del agua), la estimulación multisensorial y basal (técnicas dirigidas a proporcionar todo un conjunto de sensaciones y estímulos visuales, auditivos y  somáticos a personas con DI), la terapia cognitiva (que modifica la percepción y la conducta del paciente para que sea capaz de resolver problemas en su entorno), la musicoterapia (uso de la música para promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento y la expresión de los pacientes) y la estimulación a través del masaje son tratamientos que se aplican a los residentes del centro para garantizar el mayor grado de bienestar y calidad de vida.

LA EQUINOTERAPIA EN LOS CENTROS DE ASPANIAS
 Otros centros de Aspanias también han recurrido a la equitación terapéutica para que la practiquen sus usuarios. El Servicio de Vivienda de la entidad se estrenó en este campo en septiembre de 2007. Cada dos semanas, alrededor de 8 personas con discapacidad intelectual asisten a sus clases en Villacienzo, en el mismo centro ecuestre que el grupo de internos de Fuentecillas. Tras las vacaciones de verano, estos jóvenes reanudan las “clases con el caballo”.

Con la misma periodicidad, los residentes de Puentesaúco reciben sesiones de equinoterapia también en el Centro Reprise. “La actividad comenzó hace más de año y medio, después de realizar una encuesta entre los residentes, y como la respuesta fue tan positiva, seguimos acudiendo a Villacienzo cada dos semanas” afirma Juan José Sedano, director del área residencial.

Por su parte,  el Centro de Educación Especial y Formación “Puentesaúco” realiza actividades de hipoterapia desde hace ya tres años. Unos 24 alumnos y 6 profesionales de “Puentesaúco” se desplazan cada semana a Ailanes (Valle de Zamanzas, norte de Burgos) para asistir a las sesiones de terapia con caballos